Batman #655-658: “Batman and son”
de Grant Morrison y Andy Kubert
DC Comics
Bien, esperé un tiempito para poder hacer este comentario. Esperé a conseguir todos los números de la saga, estar relajado, sentarme y leer de un tirón la historia completa, ya que sabía que no iba a poder aguantar los nervios de esperar un mes entre capítulo y capítulo de esta bati-saga. ¿Por qué? Y bueno, era Grant Morrison escribiendo Batman, luego de haberlo hecho en Arkham Asylum, en la saga Gothic de Legends of the Dark Knight, y en las páginas de la JLA de mediados de los '90s. Y por si esto fuera poco, el arte es de Andy Kubert… Uno ya puede imaginarse que esto va a ser bueno, ¿no? Hmm. Ya sabemos que Morrison es uno de los mejores escritores de comics de estos tiempos, y luego de leer esta historia no queda ninguna duda que es el único capaz de hacer que el amargo Caballero Oscuro que instaló entre nosotros Frank Miller se evapore de nuestras retinas para volver a encontrarnos con ese Detective heroico, valeroso y compasivo aunque a veces intimidante de la época de Neil Adams. Y si, nos atrapa desde el comienzo mostrando a “un” Batman que porta un arma y a Gordon envenenado por el Joker, no nos suelta cuando Bruce Wayne – de regreso a las fiestas nocturnas y a las mujeres guapas calientes por su fama de playboy - se ve amenazado por un ejército de Manbats Ninjas (si, así como suena), y nos tiene completamente en su bolsillo cuando desempolva (y se hace cargo de) esa historia que DC negó por años en la que Talia, la hija de Ra’s Al Ghul, tiene un hijo junto a Batman. El chico está aquí y se llama Damian (como el anticristo de “La Profecía”, hmm…): Bienvenido a la continuidad, pequeño. Es muy interesante ver el contrapunto armado entre este hijo natural que le aparece de la noche a la mañana a nuestro batiamigo, y el hijo adoptivo que viene criando desde hace varios años, Robin. Quizás lo que uno podría observar (siendo bastante puntilloso) es que realmente esta saga - por la cantidad de temas que se desarrollan - debería haber sido más larga y no sólo de cuatro capítulos. Así se podría haber explorado un poco mejor todo y se le quitaría esa sensación de aceleramiento que tiene la historia, sobre todo al final. Pero por más que digamos, este es el Batman que todos queríamos leer y que esperamos seguir leyendo por mucho tiempo.
The Flash: The fastest man alive! #1- #6: Lightning in a bottle
de Danny Bilson, Paul Demeo y Ken Lashley
DC Comics
Ay, ¿cómo decirlo?... A ver, primero hagamos un resumen del legado de los Flash dentro del Universo DC. Todo comenzó con Jay Garrick allá lejos y hace tiempo, y continuo con Barry Allen hasta que éste decidió sacrificarse para salvar a todo el Universo durante una Crisis (la clásica Crisis, o sea). El sobrino de Barry, Wally West, que hasta ese entonces era Kid Flash toma el lugar de su tío como The Flash. El nieto de Barry, Bart Allen (originalmente llamado Impulse) más tarde tomaría el lugar de Kid Flash. Wally desapareció con su esposa y sus hijos gemelos durante la Segunda Crisis (o entre nosotros, la Crisis Infinita) y parecía que el legado de los Flash llegaba a un punto final cuando Bart dijo que la Speed Force, la fuente de los poderes de los Flashes, no existía más como resultado de una batalla contra Superboy-Prime. Y por ese entonces, la serie de Flash se canceló. Pero como no podía dudarse, Flash iba a resurgir de alguna forma luego de que la Crisis terminase. Le agregamos a la ecuación del resurgimiento del Flash post-Crisis Infinita los nombres de Danny Bilson y Paul DeMeo, quienes fueron productores de la serie de TV de Flash que se vió a principios de los noventas y estaba bastante bien hecha, como responsables de los guiones de esta nueva etapa en la historia del corredor escarlata. Todo parecía estar sobre rieles, ¿no? ¿Entonces por qué no me gusta la nueva serie de Flash? Tengo algunos de mis motivos bastante claros - y me temo que sean lindantes con mi más crudo fanatismo - pero bueh… uno tiene pasión por el comic y a veces cosas como estas hacen que nuestra sangre ebulla. Voy por partes, amigos: En lo que a mí respecta, nunca me gustó que Impulse dejase de ser Impulse. La nueva serie (a esta altura ya no tan nueva) de los Teen Titans escrita por Geoff Johns me gustó y me entretuvo siempre, pero nunca tanto como lo hicieron las fabulosas páginas de la Young Justice de Peter David. Ese chico atropellado, inmaduro, casi puesto para ser el alivio cómico de la serie era mi personaje preferido. Johns en la primera saga de sus Titanes lo quebró para que pasara tiempo (¿horas?) leyendo en la biblioteca adquiriendo así cultura y madurez, y eso nunca me cerró. Bart era un mocoso impertinente, despeinado, despreocupado, que pensaba con dibujos, y se fue transformando en una pseudo copia del joven Wally… Ya con todo esto que les dije se podrán imaginar qué pienso yo de que ahora Bart sea Flash. No me cierra esta idea. Si Wally no estaba mal, ¿por qué sacarlo? Cuando en la Crisis en Tierras Infinitas Barry hace su sacrificio, todo parece estar perfectamente justificado. Era tiempo que pasara su legado al Flash siguiente. Pero ahora es como que todo fue hecho a los apurones, como que tenía que sacrificarse un Flash en la Crisis y así obtuvimos un “adiós Wally”… que para mí se traduce también como un “adiós Bart”. Porque el Bart que aparece en estas páginas no es el Bart que yo tanto disfrutaba al leer. Que se yo... la historia que se narra en esta primer saga – con una justificación de dónde fue a parar la Speed Force y la presentación de un archivillano para Bart – no está del todo mal, pero tampoco te causa un mínimo interés como para querer seguir leyéndola. Y por si todo esto fuera poco, la elección del artista no me parece la más apropiada… Ay, ¿cómo decirlo? Bueno, hagámosle honor a Flash y digámoslo rápido: El nuevo Flash no me gustó.
Sanctuary
Hace 13 horas.
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