Les voy a contar algo de lo que estuve leyendo últimamente. No será una novedad para algunos, pero acaba de salir editado en este país el primer tomo de Death Note, un manga creado por Tsugumi Ohba e ilustrado por Takeshi Obata, que fue llevado también al anime. En Argentina fue editado por Larp Editores (quienes también publicaron Naruto y Cuentos de Sirenas), y es una serie de 12 volúmenes.
Por si no sabés de que trata, te hago un resumen. Light Yagami es un estudiante excelente que tiene una vida aburrida (según su parecer). Esto cambia radicalmente cuando encuentra tirada en el suelo una misteriosa agenda que tiene escrito en la portada DEATH NOTE (así en inglés por más que las cosas sucedan en Japón, y bueh). A Light se le presenta un demonio o shinigami llamado Ryuk, que le explica sobre la existencia de estos seres y sobre los Death Notes. Estos cuadernos son usados para matar a todos aquellos cuyos nombres sean escritos en sus hojas, y entonces Light decide usarlo para limpiar el mundo de maldad. Pronto, las numerosas muertes de criminales sin explicación alguna capta la atención de la policía, la cual pide ayuda a un misterioso detective conocido mundialmente como “L”. L deduce que el asesino se encuentra en Japón y que puede matar sólo con conocer el nombre y el rostro de una persona. Ambos empiezan una pelea por ver quien es más inteligente y lograr exponer al otro.
Debo decirles que este manga me atrapó por completo. Buena narrativa, buenos dibujos... pero sobre todo me enganchó porque tiene algo que a mi entender es jodido: el protagonista no es un buen tipo, y está moralmente errado en lo que hace. Se cree un Dios, dispone fácilmente de la vida de los otros con soberbia y superioridad. Todo mal para que lo lea alguien que no puede diferenciar lo que está bien de lo que está mal.
O sea, no es que esté diciendo que esto no es recomendable para los chicos, al margen de eso. En este país en el que me toca vivir unos días atrás se planteó una discusión mediática porque una Diva del Espectáculo Local dijo en una conferencia de prensa: "El que mata debe morir", abriendo el juego para que miles de amas de casa adhieran a la Ley del Talión como si volvieramos a épocas bíblicas. Este manga parece en su comienzo ratificar lo mismo, el protagonista limpia el mundo de asesinos y es perseguido por un detective que desea atraparlo para que se detenga en su "búsqueda de justicia por mano propia". Es raro, te deja un sabor extraño al leerlo, y sinceramente espero leer pronto el tomo siguiente.
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