“Nunca nos propusimos ofender a nadie” dijo Mike Dicken, el director de ventas de esta galería de San Diego. “La mayoría de la gente piensa la imagen que es divertida y entretenida, pero un 5 por ciento se está arrancando los cabellos.” Lo que no se dijo es si se arrancan los pelos por la ofensa en la naturaleza sacrílega de la pintura o porque los coloridos e irreales personajes les recuerdan a los habitantes de San Diego que falta poco para que vuelva la Comic-Con y los seres humanos van a vestirse y comportarse como éstos en las calles de la ciudad.

0 comentarios:
Publicar un comentario