La primera que llegó a los cines fue La niebla, de Frank Darabont. En esta película (tercera de Darabont, y la tercera basada en un relato de Stephen King) vemos que de repente un pueblito se ve sumergido en una densa y compacta bruma que esconde en su interior a una amenaza mortal dispuesta a exterminar a todos los que queden a su merced. Lo más interesante de esta película es que realmente lo más amenazador no es este supuesto monstruo sediento de sangre sino el hombre en sí mismo, que al estar envuelto en una situación extrema comienza a actuar como su propio exterminador. Y el final de esta película es uno de los mejores finales que ha llegado últimamente a la pantalla grande, depresivo, oscuro, arriesgado y controvertido. Este filme se nos presenta ante los ojos como una producción clase B con ninguna estrella hollywoodense protagonizando, y se transforma a cada minuto en una excelente muestra de horror contemporáneo. Totalmente inesperada, totalmente recomendable.
Y este jueves llegó a los cines El fin de los tiempos, de M. Night Shyamalan. Película esperada por mí, a pesar que salí insultando del cine a este director después de ver La dama del agua. Luego de ver el trailer de este Fin de los Tiempos, volví a creer en Shyamalan, en aquel Shyamalan que filmó El protegido, en aquel que sabía entretener y contar una buena historia.
Iluso de mí. A esta película hay que quitarle una coma, y decir que es El fin de los Tiempos de M. Night Shyamalan.
Convengamos una cosa: La idea era buena. Una mañana cualquiera sin motivo aparente la gente se detiene en su ritmo acostumbrado y comienza a suicidarse. Mujeres que se clavan agujas en el cuello, obreros que se tiran de edificios, policias que se disparan a si mismos... ¿Qué está pasando? Y se los digo (les juro, les estoy evitando verla, o si igual quieren verla, saber esto antes no es tan importante en verdad): el mundo vegetal comenzó a reaccionar para salvar a la Tierra emitiendo toxinas para exterminar la amenaza de los humanos. Todo un mensaje de Greenpeace, ¿no?. Insisto, la idea es buena. Lástima que sea lo único bueno que tiene esta película. Mark Wahlberg luego de haber sido nominado al Oscar por The departed, acá se vuelve un firme ganador de la Frambuesa Dorada al Peor Actor del año. Está incómodo en un rol que no le encaja para nada. Ya se que si un actor es bueno, puede hacer cualquier cosa (y lo digo en la misma semana que vi a Tim Roth enfrentando a puño limpio a Hulk), pero ver a Wahlberg haciendo de profesor de biología de secundaria corriendo contra los yuyos asesinos es algo realmente insoportable. Pero ahi no termina la cosa: ninguno de los actores acá parece estar cómodo con el papel que le tocó. Uno espera en toda la película que a Zooey Deschanel se le salgan los ojos de las órbitas, y John Leguizamo tirando problemas de estadística a minutos de la muerte es pavoroso (en el mal sentido)... es más ,¡todos los extras que aparecen son igual o peor de malos!
Quizás no haya que culpar a toda esta pobre gente... la culpa la tiene evidentemente el guión. Una película que en el medio del exterminio de la Humanidad se hace de tres minutos para justificar las bondades de los hot dogs ("Estamos empacando hot dogs para el camino. Sabés, los hot dogs tienen mala reputación. Tienen una linda forma, tienen proteinas..."), que cuando un grupo de personas están en el medio del campo su líder les dice "Algo en este campo puede estar tirando químicos al aire cuando hay muchos de nosotros juntos...¡Hay que correr contra el viento!", que cuando una esposa siente que el final está cerca le dice a su marido de la culpa que siente por haber ido a comer tiramisú con un compañero de oficina engañando así a su esposo... una película en donde Mark Wahlberg le pide perdón a una planta de plástico... digo, una película así tiene un guión de porquería. Y esta lo tiene. Y el guión lo escribió el mismo que dirigió a esos actores... Tengo una bronca tremenda, amigos.
Shyamalan, se te fue el cuarto de hora, dedicate a otra cosa. Se los tenía que decir.
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