Thor: Juramento de Sangre
de Michael Avon Oeming y Scott Kolins
Marvel Comics (Panini)

Bueno, los otros días entro a mi comiquería preferida y veo que desde una batea había un librito que me llamaba. Era el tomo recopilatorio de
Thor: Blood oath, una miniserie de seis capítulos que salió entre el 2005 y el 2006, que en ese momento decidí no comprar para esperar que salga el tomo recopilatorio. Era una miniserie que me interesaba leer, por dos razones principales. La primera es que me había gustado la forma en que
Oeming había escrito la última saga de la serie regular de
Thor (esa en la que él muere, y si no lo sabías… bueno, es hora que salgas de tu frasco de azafrán a ver lo que pasa en el mundo, jeje) .
Oeming había demostrado un buen conocimiento de esa parte del
Universo Marvel en donde moran los
Dioses Nórdicos, y los había tratado con altura y respeto. La otra razón por la que me interesaba leer esta mini es que la dibuja
Scott Kolins. A mí el arte de
Kolins me gusta mucho, me viene llamando la atención desde que lo vi allá en la Prehistoria en unas páginas de
Green Lantern (justo antes de que
Hal se volviera
Parallax) Así que cuando vi la aparición del tomo recopilatorio (y editado en español) decidí que era tiempo de ver de qué trataba este
juramento de sangre. Y grata fue mi sorpresa al ver que era una gran aventura ambientada en el pasado del
Dios del Trueno, en la época en que era
Donald Blake (la época que más me gusta de
Thor) con
Los Tres Guerreros Hogun,
Fandral y
Volstagg como co-protagonistas, recuperando esos gloriosos tiempos
Kirbyianos (que buena palabra, ¿no?) muy entretenidos y para nada rebuscados, que tantas alegrías le dieron a los lectores. Estos tres guerreros chiflados se meten en un embrollo al matar sin querer al hijo del jefe de los gigantes y se les encomienda una serie de misiones suicidas, en las que
Thor se les une. Con apariciones de
Hércules y el
Absorbing Man entre otros, esta miniserie logra su cometido de entretener sin otra pretensión de grandeza. Y eso en estos tiempos la hace grande, paradójicamente.
Lobezno: Saudade
de Jean-David Morvan y Philippe Buchet.
Marvel Comics

Hubo una época en la que se trataba de hacer proyectos especiales, cuando las editoriales acercaban sus personajes a artistas de comics no pertenecientes al mercado norteamericano. Así vieron la luz cosas tales como el
Silver Surfer de
Moebius y
Stan Lee o el
Batman: Child of dreams de
Kia Asamiya, para citar dos ejemplos.
“Wolverine: Saudade” también es parte de un proyecto especial - o de un experimento de marketing, como prefieras llamarlo. Este libro aún no ha sido publicado en Norteamérica; está hecho especialmente para el mercado europeo y el hispanoparlante, en formato de libro y por dos autores conocidos dentro del comic francés:
Morvan y Buchet, creadores de
Sillage. Ya con todos estos antecedentes, a uno le da ganas de leer esto y ver con qué se va a encontrar… Bueno, ¿y con qué nos encontramos? Resulta que
Logan se va de vacaciones a Brasil, y ahí tiene un encuentro con una banda de adolescentes que le roba la moto. Cuando él va a recuperarla, uno de los ladrones revela que es mutante, y luego de idas y venidas se harán amigos. Pero… este mutante amigo es secuestrado y luego de una sucesión de eventos desafortunados se le arruina el cerebro (al amigo, no a
Logan). Por esto,
Wolverine furioso buscará venganza… Probablemente si esta historia hubiera sido publicada dentro de la serie regular de
Wolverine, nadie se hubiera preocupado ni un segundo por ella porque a decir verdad... es bastante regular. Este proyecto podríamos decir que es especial por el formato en que salió publicado nomás. El arte está bien, pero no es nada del otro mundo. El guión, como se habrán dado cuenta por el resumen anterior, es una sucesión de lugares comunes de los comics de
Wolverine. Ah… quizás sea sorpresivo para algunos que esto sea un flashback de la vida de
Wolvie, pero amigos, si la obra se llama
“Saudade” (“Nostalgia”) esto era de esperarse, ¿no?. Si te gusta leer las aventuras de
Wolverine y no pedís más que eso, este libro te va a gustar. Si querías encontrarte con un proyecto en donde se mezclen puntos de vista distintos de mercados comiqueros diferentes, este libro te traerá decepción más que
saudades.
Bullseye: Grandes éxitos
de Daniel Way y Steve Dillon.
Marvel Comics (Panini)

Bueno, esta es una de esas miniseries que uno no sabe a ciencia cierta por qué salen a la luz. Y creo que van a coincidir conmigo en que una miniserie protagonizada por
Bullseye no ha de ser algo fácil de vender al gran público. Está bien, es uno de los villanos con más chapa dentro del
Universo Marvel, pero hey, este tipo no es el
Joker… Encima esta mini está escrita por
Daniel Way, escritor para mí correcto pero nada sorprendente. Así que tomé este libro con todos los prejuicios correspondientes, y decidí leerlo sólo porque estaba dibujado por
Steve Dillon. Y me encontré con el mejor guión que
Way ha escrito hasta ahora. Una re-interpretación de
“El silencio de los inocentes”, en donde nos encontramos con un duelo entre un
Bullseye encerrado en una prisión de alta seguridad y un par de agentes federales que lo interrogan para averiguar el paradero de unos misiles nucleares. Esta historia se desarrolla como un interesante y completamente inesperado thriller psicológico; una larga conversación entre dos partes llena de acción que aparece en flashbacks.
Way profundiza, examina y desnuda los secretos del pasado y la personalidad de este villano como nunca nadie lo había hecho antes, y
Dillon es el co-autor perfecto para esta historia. Obviamente que hay apariciones del
Kingpin,
Daredevil,
Elektra y la
Viuda Negra; y si uno se pone en exquisito, le podemos encontrar hasta cierto paralelo con la mejor historia jamás contada sobre un villano:
“La broma asesina”. Después de leer
Bullseye Grandes éxitos, cuando uno trata de responder la respuesta de por qué salió a la luz este material, se puede suponer que en un principio fue porque
Bullseye ahora va a tener mayor exposición debido a su participación en los
Nuevos Thunderbolts de
Ellis/ Deodato. Pero lo más probable es que uno no se pregunte por qué esta miniserie vió la luz, sino que agradezca que lo haya hecho.
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