Signal to Noise: lo sentido ¿sin sentido?
por el_bru
Con Watchmen pisando fuerte de nuevo parece que una vez más se va a reafirmar ese lugar que el cómic se merece, se va a reconocer que en el cómic se pueden hacer cosas de altísimo valor narrativo (“Ésto es literatura” me dijo alguien al devolvérmelo, y yo le dije “No, es un cómic”).
Yo quiero recordar a otro cómic que me parece que le dio una dimensión nueva al cómic en general, en tanto lenguaje.
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Pero no quiero extenderme más con cuestiones de imprenta. Al menos me voy a contentar con argumentar por qué Signal to Noise debería ser, cuando menos, más recordada fundamentalmente por su contenido… o algo parecido.
El argumento es simple: Signal to Noise (en adelante StN) cuenta la historia de un cineasta al que le diagnostican una enfermedad terminal y de cómo pasa sus últimos días. ¿Nada más? No.
Bueno, sí. Algo más: Dave McKean.
El cómic (en tanto lenguaje fuertemente visual) tendría ciertos problemas para enfrentarse a los relatos psicológicos, porque es esencialmente un arte dieguético (narra acciones). En el cómic siempre debe haber personajes llevando a cabo acciones; pero es más difícil (para el lenguaje visual) esbozar ideas, sensaciones (los puntos fuertes del relato psicológico). Pongámoslo en una frase escandalosa: el relato psicológico, para el cómic, sería el antirrelato.
¿Y entonces? Entonces, Dave McKean.
Voy a tratar de explicarme: StN es, a mi entender, un relato que pone en tema la cuestión de la significación y lo hace desde el título: las palabras “señal” y “ruido” (lo comunicativo y lo anticomunicativo por antonomasia) coexisten en una misma frase y no están contrapuestos, por el contrario, “to” es una preposición transferencial (como nuestro “para”); el titulo ya está previendo que el ruido puede tener una señal o que puede llegar a ser una señal.
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En StN se pone en tensión lo que se tiene en cuenta y lo que no de un mensaje, pero también se cuestiona si el mensaje tiene un contenido, un sentido último e indivisible, desde varios costados. Veamos al menos dos.
Al principio el cineasta está dando una conferencia y dice que las películas que hizo nunca lo dejaron del todo conforme porque el producto final (el mensaje) no es idéntico a lo que tenía en su cabeza (“Ahí están las películas de veras” dice). Entonces habría una diferencia, una interferencia (ruido), que produce un cambio entre lo que se quiere decir y lo que se dice.
Algún crítico literario escribió que la estrategia de Borges para armar sus ficciones era utilizar al cuento como motor para poner a funcionar conceptos filosóficos. StN funciona exactamente igual: tanto desde el soporte gráfico como del verbal, se tensiona en cada página un concepto central de la filosofía del siglo veinte (la comunicación). Por eso, y porque no muchos otros cómics lo logran tan satisfactoriamente, creo que StN es un cómic que debería formar parte de ese canon obligatorio de todo comiquero.
Pero lo que yo digo pueden tomarlo como quieran.
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