Nunca fue fácil aceptar el casamiento de nuestro amigo y vecino Spider-man.
Allá lejos y hace tiempo, en los años setentas, el sorprendente Hombre Araña fue clonado. Cuando el original y la copia se encontraron lucharon, luego se hicieron amigos y finalmente la copia murió. Luego no tan lejos ni hace tanto tiempo, en los noventas y por decisión editorial, para que el comic del Hombre Araña no se transforme en una serie regular de un tipo casado sin tener que hacer uso de una muerte o un divorcio, resultó que el clon no se había muerto sino que ahora se llamaba Ben Reilly y se vestía como la Araña Escarlata. Esta reaparición fue hecha para revelarnos que Ben era el Peter Parker original y lo que habíamos estado leyendo por casi veinte años eran las aventuras maduras del clon (que fue quien supuestamente se casó con MJ y todo eso). Ben daría un paso adelante, renombrándose Peter, y nuestro Hombre Araña casado se retiraría para hacerse cargo de su familia como corresponde. Pero ya sabemos, después de muchas idas y venidas, Ben Reilly resultó ser el clon, borrando con el codo todo lo que se había desarrollado en esa saga y volviendo dejar las cosas como estaban. Seguíamos teniendo un superhéroe arácnido con sortija de matrimonio... Eso hasta que hace un par de años Joe Quesada decidió que un trato con el diablo era la única manera de volver a conseguir que Spider-man sea soltero en los comics. Y de Ben Reilly era mejor olvidarse. Hasta ahora...
En Septiembre, Marvel editará la mini-serie Spider-Man: The Clone Saga, de Tom DeFalco, Howard Mackie y Todd Nauck, con portada de Pasqual Ferry... Y sólo espero que no me digan ahora que el que hizo el pacto con el demonio fue el clon...
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