Si les soy sincero, la película no me disgustó. Es más, me agradó mucho más de lo que esperaba. Claramente, no es ese Spirit que uno leyó gracias a la genialidad de Will Eisner, ni tampoco es el de Cooke, Aragonés y otros herederos. Es la visión de Miller, y Miller ve a todo con los mismos ojos, por eso la manera de plasmar la historia se vuelve más importante que la historia en sí. Visual y estéticamente es muy interesante, aunque se vea como calcada de Sin City. Lo que pasa es que la locura y el descontrol que estaban presentes en los comics de Eisner al querer ser llevados bajo el trazo de Miller quedan totalmente descolocados. Es por eso que si en una pelea cuerpo a cuerpo aparece de la nada un inodoro, o de golpe surge una escena en donde los villanos aparecen retratados como Nazis, la mayoría de los espectadores quedan como desencajados, sin entender lo que pasa.
Otro tema es el ritmo narrativo. Eso ya había sido visto como un problema en Sin City, y aquí se repite eso. Quizás algo de culpa tenga Miller (ya que el cine no es su medio natural para contar historias) pero mientras miraba este filme se me venía en mente la misma sensación que tuve al ver la película Sky Captain and the World of Tomorrow, y pensé que quizás el problema lo trae el filmar una película completamente en "pantalla verde" para luego crear digitalmente todos los decorados y entornos. (Hasta ahora para mí el único que sabe manejar esto es Zack Snyder, como lo demostró en 300).
Hay que reconocer que Gabriel Macht le pone mucho carisma a su personaje. Fue una muy buena elección haberlo puesto en el papel principal, y quizás si la historia hubiese sido contada distinta ésta sería una catapulta al estrellato para este actor. Y también hay que reconocer que Miller supo mostrar en pantalla a Eva Mendes como nadie lo hizo anteriormente, justificando su presencia en Hollywood a puro culo.
Resumiendo, era lo que yo esperaba ver... aunque un poquito mejor.
0 comentarios:
Publicar un comentario