Bueno, lo prometido es deuda. Aquí Mondocomic con mucho orgullo les presenta la primera crítica comiquera enviada por un Mondoamigo. Ya les comenté que trataremos de postear tres críticas todos los miércoles (esta por ser la primera tiene coronita y sale el jueves). El que se queda con los honores de ser el primero (je) es el_bru, y los dejo con él para que lean lo que tiene para decir:
La vida color naranja
por el_bru
A cuenta gotas, la "invasión" del Manhua avanza bien de a poco: Deux sumó a "El vuelo" y "Melodía Infernal" la publicación de "Orange" de un señor que se llama Benjamin, a secas.
El lector desprevenido (que no va a ser quien lea este breve opúsculo) se va a dejar cautivar por lo impactante que es la obra a nivel gráfico. Pero creo que hay más que sólo eso.
"Orange" narra una historia ni más ni menos original que la de un suicidio. Sabemos, incluso, quién muere antes de la décima página. Y entonces el autor echa mano al recurso del flashback para contarnos por qué el punto central de la historia son ese techo, ese salto y esa camisa.
Una vez atravesada esta introducción, "Orange" se transforma en una historia completamente diferente: ya no es sólo la historia de un suicidio, pasa a ser un grito desaforado que busca expresar el vacío de la vida adolescente, la falta de objetivos, la tristeza y el vértigo que produce el no tener nada a qué aferrarse.
La narración, como la vida, es caótica: hay secuencias que se incrustan en secuencias, se interrumpe el relato de algo para mostrar otra cosa, y eso es porque "Orange" es una historieta que intenta sondear la psicología de una adolescente. La chica llamada Orange nos cuenta las cosas, nos comenta sus impresiones, nos empapa de su nihilismo, y mientras tanto la narración gráfica nos maravilla al mismo tiempo que nos inquieta: las figuras no tienen bordes nítidos, se funden con el fondo, no se autocontienen. La visión de quien relata empaña (literalmente) al dibujo. Un procedimiento genial.
Pero además, "Orange" no es una historia de amor. O es una historia de no-amor: nuestra protagonista conoce al chico con quien su único vínculo es el suicidio y sólo alcanza a comunicarse con él a través de una carta. Él nunca habla hasta antes de morir. Y nunca hay amor. El amor en esta historia no es posible. Ningún sentimiento es posible, porque todos los personajes son absolutamente banales, fríos, distantes. O tal vez sólo lo sea Orange, pero también es su relato y queda todo impregnado de esos matices.
Y además está la camisa, un símbolo genial (saquen sus propias conclusiones).
Tengo varios amigos con los que discuto mucho acerca de muchas de las historias que me gustan: es que cuando vemos ciertas películas o hablamos de ciertas novelas o historietas aparece la valoración de "triste" como algo negativo para ellos (¿a nadie le pasó?). Cuando me dicen "Sí, está buena, pero es demasiado triste" yo contesto que esa es su principal virtud. Los relatos que no quieren ser "de evasión", los que quieren sacudir al lector, hacerle mover sus estructuras de pensamiento son, en su mayoría, "tristes". Incluyan a "Orange" en esta clase de relatos.
jueves, enero 29, 2009
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