jueves, enero 15, 2009

¿Sueñan los androides con una nota en Mondo? - Final

Bien Mondoamigos, llegamos al final de la saga robótica presentando no a un robot realmente, sino a alguien que los combate en defensa de la Humanidad. Con ustedes, Magnus… el Luchador de Robots.

Magnus Robot Fighter no fue otra cosa que un Tarzan futurista consecuencia del movimiento pop art de los sesentas. Ya tiene entonces más de cuatro décadas y aproximadamente 150 comic books, en los que siempre sus historias se han desarrollado linealmente, con una estructura sencilla y una calidad media permisible. Numerosos han sido los dibujantes y guionistas que han aportado su trabajo para hacer que la leyenda de Magnus crezca, pero el espíritu de la obra está constituida por veintiún revistas realizadas con una maestría artesanal por Russ Manning, que hizo una de las mejores y más meritorias obras de “Clase B” de todos los tiempos. Una obra que resiste el paso del tiempo, y como buen vino va enriqueciendo su sabor, ideal para ser reeditado a través de los tiempos.

¿Y qué contaba la historia de Magnus? La trama transcurría en un hipotético y pacífico año 4000 en una ciudad continente llamada North Am (que casualmente ocupaba toda la superficie de Norteamérica). Los encargados de todas las tareas físicas son robots, cosa por la cual la humanidad se ha vuelto muy dependiente de ellos. Magnus duda mucho de ellos, no confía en esa dependencia y necesidad en estas máquinas, en parte porque comprobó que muchas de ellas se han vuelto malignas - o lo que es lo mismo en ese contexto, ellas comienzan a adoptar actitudes humanas anhelando su libertad. Entonces él no hace otra cosa que promover la necesidad de que la Humanidad vuelva a su estado de independencia - esa que mantuvo a lo largo de toda su historia - mostrándose totalmente reaccionario contra la alta tecnología que demanda esa desenfrenada sociedad del futuro. Así entonces que Magnus no es otra cosa que un líder ideológico... que domina una especie de arte marcial con la que es capaz de destruir a cualquier robot aplicándole una terrible paliza a mano pelada. Esta técnica de lucha la aprendió de su instructor, el robot 1-A. Este tipo de violencia destructora no tiene traba moral alguna, porque al fin y al cabo lo que destruye Magnus no son más que máquinas analógicas carentes de humanidad. Se puede lo considerar como un superhéroe pues tiene características físicas y morales distintas al resto de sus pares, y se ve en la necesidad de luchar por ellos por un bienestar no personal, sino general.

Estos comics tenían una periodicidad trimestral, cosa que causaba que cada episodio necesariamente tuviese una cierta independencia argumental, con subtramas que se iban encadenando. Manning estuvo completamente involucrado en este proyecto; estaba satisfecho con su trabajo, acomodado a plazos de entrega que le dejaban presentar una detallada y cuidadosa presentación gráfica debida a sus propios entintados y rotulación. Es un material fresco que tiene un planteamiento moral algo extremo influenciado evidentemente por autores como Isaac Asimov y Phillip K. Dick. Quizás en estos tiempos la estética de estos comics de Manning se vea entre kitsch y gay. También quizás podamos encasillar este material dentro de lo que podríamos llamar una space opera (al mismo modo que el Flash Gordon de Raymond) a pesar que la acción no suceda en otro planeta sino en un futuro lejano.

Magnus Robot Fighter inicia en febrero de 1963. Manning se retira de este título en 1968, y lo deja en manos de Dan Spiegle y Paul Norris, y la serie se va deteriorando argumental y estilísticamente, en los dibujos y en la pérdida de profundidad de los guiones, y pasa de tener 28 páginas por número a dos historias de 14 y 7 páginas en estos números. Entre los números 29 y 46 (que fue el último de esta etapa, de enero de 1977) se editan solo reimpresiones de los trabajos de Manning. Este creador es reconocido por sus pares como uno de los pilares de la industria del comic, por la excelencia de su material, y vía la San Diego Comic Con se entrega cada año un codiciado premio que lleva su nombre. El Russ Manning Award se entrega al autor revelación de cada año.

Los derechos de explotación de este personaje fueron cedidos a varias editoriales. Magnus Robot Fighter (junto a Dr. Solar Man of the Atom y Turok Son of the Stone) fue adquirido a final de los ochentas por Valiant Comics. Entre 1991 y 1996 esta editorial construye un universo superheroico que interacciona de manera parecida al llamado Universo Marvel. Aquí la serie de Magnus Robot Fighter alcanzó los 64 capítulos, iniciando en mayo de 1991 y siendo cancelada en febrero de 1996 (habría que agregar un número cero publicado en 1992). En esta etapa trabajaron en esta serie Jim Shooter (editor general de Valiant), David Micheline, Keith Giffen, Art Nichols, David Lapham, Ernie Colón, Mike Baron, Paul Smith, Steve Ditko, Jackson Guice y Paris Cullins. El personaje aquí aparece más justificado moralmente hablando. Los robots “malvados” era realmente malos puesto que se alimentaban de las esencias humanas en una especie de canibalismo robótico, lo que justificaba que Magnus los destruyera a golpes. En esta época es cuando Magnus realiza sus primeros crossovers editoriales, cruzándose con personajes de Dark Horse Comics. Ahí podemos encontrar Predator vs. Magnus Robot Fighter (hubo dos de estos cruces) y Magnus / Nexus.

En 1994 Valiant es absorbida por Acclaim Comics y aparece una nueva serie de Magnus Robot Fighter (subtitulada como Vol. II) de 18 números que salieron entre mayo de 1997 y octubre de 1998, en donde trabajaron artistas como Tom Peyer, Mike McKone, David Boller, Hannibal King, Axel Giménez, Paco Díaz y Marcelo Frusin. La calidad de esta etapa es menor que la anterior, pese a que la mayoría de los autores eran de gran eficacia y tuvieron una interesante carrera posterior.

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